Padre celestial,
En medio del caos que se arremolina a mi alrededor, vengo ante Ti con el alma y la mente en confusión. Se siente como si todo estuviera en el aire y soy incapaz de discernir los susurros de mi propio corazón o los suaves empujones de Tu voz en medio de la cacofonía de pensamientos y deseos contradictorios.
Señor, anhelo claridad y paz. Calma mi alma, te lo ruego. Calma la tormenta dentro de mí y calma el clamor de las voces en competencia. Ayúdame a desconectarme del ruido del mundo para que pueda escuchar Tu voz de forma clara e inequívoca.
“Porque Dios no es Dios de confusión sino de paz” (1 Corintios 14:33). Señor, me aferro a esta verdad y te pido que pongas orden en el caos de mi mente. Concédeme la sabiduría para distinguir Tu voz, guiándome en la dirección que Tú me has ordenado.
Ayúdame a entregar mis miedos, dudas y ansiedades en Tus amorosas manos. Reemplázalos con Tu paz, que sobrepasa todo entendimiento. Deja que Tu paz guarde mi corazón y mi mente, anclándome en Tu presencia y seguridad.
Enséñame a estar quieto y saber que tú eres Dios (Salmo 46:10). Que en la tranquilidad de este momento, pueda encontrar consuelo en Tu amor inagotable y confianza en Tu plan perfecto para mi vida.
Mientras busco Tu voluntad, concédeme paciencia para esperar en Ti y fe para confiar en Tu tiempo. Abre mis oídos para escuchar Tu voz y mi corazón para recibir Tu guía, para que pueda caminar con confianza en el camino que Tú me has preparado.
En el nombre de Jesús, que calmó la tormenta con una palabra, te lo ruego,
Amén.
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